Cuando alguien te busca y te encuentra,
te da pan, agua, cobijo,
no como padre, no como hermano,
sino como aquel que realmente necesita lo que vales
y te hace valer lo que necesitas.
Cuando alguien te ofrece lo que tiene
que es calma en la tormenta intranquila,
mucha confianza, oídos,
inseguridad y su propia vida
más allá de esta vida que conoces.
Entonces solo te queda tener en tus pensamientos
cuando pides que nada malo les pase
a esos a quien no siempre cuidas.