El tazón de realidad que estoy tomando
no me sabe más amargo que otras veces.
Ni más pesado, ni indigesto
que recibir la noticia indiscutible
de estar viviendo los cortos años de mi vida
en una cueva donde la salida
será solo de emergencia.
Apartando las trazas de lo que no importa
finalmente es nutritiva cualquier cosa.
Y aquí estamos, aquí, ahora,
recibiendo soledad y menos tristeza.