Mi hijo hace haces
de palitos que se encuentra.
Va dejando montones
de ramitas muertas en su vida
como viejos amigos que un día crecieron,
como nuevos retos que esperan su lugar.
No es leña, ni es casa de cerdito,
ni vale para nada,
ni falta que le hace.
Porque si el niño hace haces
lo necesario es siempre
que no tenga utilidad alguna.