Una risa va y se apaga
sin avisar de que era
la última que quedaba en la reserva.
Y no vengas a pedirle cuentas.
Todo lo que termina para siempre
no está dando avisos.
No va a llegar la gran señal que esperabas.
El final de los días
va a hacerte muy pocas preguntas,
pero terriblemente concretas.
¿Amaste suficiente?
¿Te dejaste querer?
¿Encendiste luces?
¿Tuviste vida en tus manos?
¿Confeccionaste alegría?
Todo es demasiado breve
como para que no estés ahora,
ya, ahora, ya,
cogiendo la mano
de quien tienes a tu lado.