Si yo supiera o imaginara
las cosas que me pienso en las deshoras,
sería la risa un poco dulce, un poco amarga,
un poco de aquella manera tan fascinante.
Si me dejara entender las cosas ciertas,
las de siempre, siempre,
en las que yo creo,
habría una blancura, casi un hechizo
que deja todo intacto en equilibrio.
Entre la niebla no siempre es el peligro.
A veces es la calma necesaria
para plegar las velas hasta un buen puerto.