Estoy cerca del que dibuja amigos
y me defiende de ataques
inservibles, pero dolorosos.
Estoy cerca del juglar puesto a propósito
para venderme poemas, música,
sacrificios humanos.
Estoy cerca de niños y de ancianos
y les cuento lo que veo
y lo comparto.
Porque tengo un mundo dentro,
una feria de risas y astros
y sigo dándole vueltas
a esta luz que irradio y ciega.
Los buenos tiempos, ah, los buenos tiempos
aquellos en que yo no era un momento,
sino todo un mes por descubrir.
Quizá vuelven envueltos en mejores propósitos.
Sentiré su aire helado
despertándome algún día.