
Alejandro mueve su pelo el viento, puede
que no recuerde más allá de este gran día. Otros
van a ver en él más que al muchacho
que nació, nombró ciudades, perdió las riendas.
Eso es todo. Si hay batalla, hay río.
Es el fin
de Alejandro como era, ya no hay más
que adelante, trono, veneno, grebas.
Y acaricia la crin de su caballo
junto al agua,
pensando en un amigo.