Estaré sentada para siempre
en el banco donde puedas encontrarme
tú y otros cien mil que quieran verme, yo
soy de todos, tuya, de nadie,
sobre todo
mía y de mis esferas oculares.
No podrás, no podrías
pararme aunque quisieras, piensa
que estoy aquí, atenta, alerta,
preguntándome por ti
cada mañana.