Una carretera con lluvia y coches que no respetan
la vida de los hijos de los otros conductores.
Unas casas todas juntas donde respirar y morir
podrían ser sinónimos a poco que te desconcentres.
Miles de mensajes que no me interesan
y los que sí, atascados
entre calles por donde ya nadie pasa.
El tiempo de espera entre un examen médico y otro
para conocer si son tres meses o dieciocho.
A todo esto he preferido
no hacerle demasiado caso.
Es la vida dentro de otra vida.
El subconjunto que trampeo de un salto vital.
Me centro en escucharme
y suenan palabras de aliento
que parecen ser las tuyas.