Mortal
como el agua del mar si no sabes nadar.
Y aunque sepas.
Y superviviente,
saltar por encima de las circunstancias y los fondos abisales.
Mortal
para recordarte que es precioso
lo que habita entre el pecho y los hombros.
Y superviviente,
evitar lo que crees
para descubrir algo nuevo. Atreverte
a dejarte jugar a unos dados que nunca has visto.
Mortal
que hace cumbre y acelera el tiempo
en un baile desesperado por llegar,
llegar a donde sea que tiene su corazón deshojado.
Y superviviente
de un vacío que va acumulando más verdades cada vez.
Que se atreve conmigo y con otros,
que no tiene ni idea de quién es,
pero sonríe para descubrir lo que habitará
tras las cortinas del deber.
Sin saber todavía cómo hará,
pero con el amor intacto.