
Hay que aprender a dibujar y coser tantas cosas…
Aprender a manejar el lápiz que nunca acaba de dar la forma exacta,
sostener que bajo la mirada de la piel vas a venir,
que el bosque de deseos rectos
hasta el cielo, tú en la cima,
tendrá su senderito, escondido, repleto
de esperanza y de un corazón que se sale del pecho.
Entrar y sacar aire sin correr detrás de nada,
sonreír a las esferas de un cielo sin caminos,
continuar creyendo, seguir aguardando.
Volver a pasar la aguja por este vestido
mientras se desea tensar de una vez el arco.
Ir de cabeza al combate sabiendo
que toda vanguardia es ciega.