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Eso mío

Aquellos días no tan lejanos
en que mirando a la ventana yo sabía
que había otros países y otras tierras
donde ser yo no era un peligro
por ser sencillamente quien yo era.

Aquellos días en que un hemisferio atendía
y el otro volaba
pensando dónde estaría el hermano o la causa
en la que invertir toda esa energía
que yo sabía que sí se estaba perdiendo,
nunca transformando.

Esos días del viaje inacabable
hasta las listas de los otros,
a un ecosistema que no estaba en equilibrio.

Los días, los muchos días
que pude imaginar que lo era todo
y que podía si yo quería no ser ya nadie.

Un día antes de nacer, de ponerme nombre,
de estar junto a mi sombra por si caigo,
de educar a mi revuelo y darme casa,
de ser eso que eres, eso mío,
de ser la ayuda cierta
que tú y yo necesitábamos.

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