
Tengo mil formas de tocarte.
O al menos cientos.
De sentirte cerca, aquí en mi nuca,
de acariciar la tuya,
de arañar y hacerte daño,
solo un poco.
Tengo la mano izquierda sujetando,
tengo un susurro, escucha,
esto te interesa.
Tengo mensajes que enviarte
a través de cruces de calles,
de nubes mordiendo la luz, de luz
que recuerda que aquí hay sal y brío.
Ofrendas en tu puerta
escondidas entre flores,
crecen, no se aprecian,
pero tomarán algún día tu tierra.
Tengo mil formas de tocarte
desde este otro mundo,
desde la supresión y el cierre.
Mil formas de ser
espectros que se atraviesan sin sólidos.
O al menos cientos.