
Los primeros cien días
serán los más difíciles.
Dejar de planear las piedritas del verano, aceptar
que no quepo en la rendija posible.
Cien días para olvidar
que tuve otra vida delante, llenar
cada momento con despistes, absurdos
para seguir mintiendo a la épica.
Viniste por tu propio pie, con fe
en cien días de sal y cosecha,
y después…
seguir aquí
segando
los días anteriores.