
A varios cielos de ti,
siempre agradeciendo el gesto:
si entre nosotros no nos ayudamos
qué podemos esperar de aquí o hasta ahora.
Debí desconfiar de malas lenguas
y creerte a ti que me aniquilas
a base de sonrisa y buenas obras.
Pero reconozcamos, que no nos oigan,
que hay maneras elegantes de hacer las mismas cosas.
Prometo coger aire las próximas mil veces,
pero no puedo ignorar épocas más venturosas,
conviene conectar bien los circuitos
o el amor asaltará en cualquier esquina.
Así que cuida y no profundices con tu sonda,
que de puro agradecer machaco cuerpos.
Y no permitas que otros hablen, que otros digan:
la mujer del césar, además, debe parecerlo.