Quise desde antiguo
crear un cierto espacio que trajera
una vida, un bulto,
a la auténtica pesadilla, a la verdadera fiesta
que era mi vida, mi sitio, mi día muerto.
Quise encontrar el hueco
donde cabía entre el tráfico
y no era alguien más, fantasma, no lugar,
sino que era una efigie,
ya no idea,
ya no estatua,
fotograma
en este metraje que traía a mis espaldas.
Quise que fuera contundente,
con voz y voto,
que estuviera por derecho,
que mi casa fuera al menos una casa
con un lema, una historia que también se contara,
que se supiera que había llegado
y se pudiera ver el legado
sin amenaza y sin archipiélago.