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Un día de otoño

Un día de otoño
pisé la tierra que debía
sin preguntarme si era la que quería o necesitaba, solo
unos pocos metros más cerca de un momento inesperado.

Un día de otoño, no hacía frío,
paseaba nerviosa y esperando
a que la tela que todo lo cubría
acabara de extenderse, sin arrugas.
Llegaba el momento primero,
nada podía fallar ahora.

Un día de otoño lo tuve delante
y creí en ello
y no escuché lo que quedaba a mis espaldas
porque una pista me decía
que serían sonrisas
tras la puerta azul y cotidiana.

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