Que no sea una calamidad mi interés.
Ojalá un paseo que no canse,
un recorrido siempre adelante
sin ocupar el centro del camino verdadero.
Paradas de avituallamiento.
Calentar mis manos entre las tuyas
cuando mi sangre no circule.
Desayunar a veces. Esperar si no se puede.
Darle sentido a un círculo no perfecto,
que pueda visitarse sin que extienda sus esquinas.
Ya sé que el reto más grande que he asumido
ha sido permitir esta proeza.
Eludo a peregrinos y a valientes:
me basta con ocurrir en los márgenes.