Allí donde la hora última se presente
y diga que nunca viviste de ese modo,
que omitas que tuviste aquel impulso
asomando al trampolín de las decisiones.
Allí donde te quedes contemplando las sentencias,
pensando en la batalla ya perdida,
en todo lo que ni siquiera combatiste,
en lo mucho que a tu espalda ha quedado.
Allí, yo propongo este relato
que sirva de testigo a lo que fuiste,
pasar mi índice por el renglón leído
y que puedas guardar muy bien doblado
el papel en el que todo quedó escrito.