
Quebrar el equilibrio, fina lámina
sujetaba esta felicidad de saberte.
Tan sencillo como ese batir de alas de mariposa
que destroza no sé qué puerto allá al ocaso.
Circunstancias.
Que enfermara alguien.
Una rotación inesperada en el trabajo.
Atascos, siempre atascos.
Llamadas en las horas menos oportunas
(o sea, cuando yo te necesito).
La guerra es ese día en que no llega
la noche en la que esperas desquiciado.
Demasiado bonito para ser cierto,
juego donde faltan piezas.
Un vínculo termina desgarrado,
un vínculo que nunca será fuerte
si lo que une es el miedo con tu risa.