
No voy a pagar yo tus platos rotos,
vajilla heredada, copas quebradas,
por no tener riñones para esto.
No voy yo a arreglar este estropicio,
el precio del veneno que me bebo,
la alfombra donde escondes lo visible.
No voy a desclavar estos puñales
para que tú los guardes de recuerdo.
Me llevo estas heridas a mi casa,
te invito a visitarlas cuando quieras.